domingo, 31 de mayo de 2015

SOY LÁZARO

En Alcázar de San Juan a 31 de Mayo de 2015

Estimado amigo:

Si has encontrado esto es que probablemente no haya sobrevivido o estaré con moratones de por vida, sepa usted que yo soy Juan Miguel de León, pero me suelen llamar Juanmi para abreviar. Soy un chico delgado, bajito y algo sucio ya que mis familia no tiene demasiado dinero. Le escribo esto para contarle un poco la historia de mi vida y todas mis pequeñas anécdotas.
Yo nací un 3 de Noviembre y desde mis primeros días ya estaba dando guerra. Mi madre me contaba que no paraba de llorar y que todo el tiempo estaba tirando las cosas al suelo. Mi familia no era muy rica que digamos ya que nos costaba llegar a fin de mes y además muchas de mis travesuras les salían caras a mis padres. Yo no era un chico con muchos amigos y en clase me limitaba a mirar por la ventana y a pensar en mis cosas ya que pensaba que atender a las ¨chorradas¨ que decía la profesora no iba a ser mucho más útil. Mis profesores me decían que tenía que trabajar más  esforzarme para tener un futuro, pero yo pensaba que estudiar era algo inútil y aburrido que te quitaba tiempo de diversión.
Me gustaba pasar las tardes en un viejo descampado al que nadie iba nunca y pensar en todo lo que había a mi alrededor, pero lo que más me gustaba era hacer travesuras. Como ya dije antes no tenía muchos amigos y eso se debía a que para mi, ellos eran como ratones con los que probar mis jugarretas. La verdad es que la mayoría tenía miedo sentarse a mi lado por si le ponía una chincheta en la silla o le pegaba un chicle en el pelo. Lo que mas me gustaba de hacer todo esto es la cara que pone la gente al ver lo que ha pasado, me resulta bastante gracioso. Como buen hijo me gusta aportar algo de dinero para mi familia y como nuestro único negocio es una humilde cristalería, salgo de vez en cuando a lanzar un par de piedras a las ventanas del barrio.
Mi madre, una muy buena persona, dice que yo soy un chico muy inteligente y astuto pero no le gusta que utilice este don para hacer el mal a algunas personas. Yo siempre le digo que no lo haré y que tendré cuidado, pero siempre que llama el director por alguna travesura mía, mi madre se decepciona.

Hay una chica en mi clase que me mira durante todo el día como si estuviera hipnotizada. La verdad es que no sabía porque lo hacía hasta que un chico rubio bajito y de ojos azules que se sienta en la primera fila llamado Tomás, me dijo que estaba enamorada de mi y que yo también de ella. Al día siguiente Tomás no pudo venir a clase. Me repugnaba el echo de que dos personas pudieran quererse y peor aún besarse.

Un día después de la clase de Lengua, fui al laboratorio de química al que nunca me dejaban entrar y no sabía el por qué. Aquel día lo descubrí después de estar a punto de incendiar el colegio. El director tomó la decisión de expulsarme para siempre de aquel centro, dijo que ya había causado demasiadas desgracias. La verdad es que no me lo tomé a mal porque así podría hacer nuevos amigos en un nuevo colegio.
Pero no fue como yo esperaba ya que mis padres buscaron un colegio especializado en niños problemáticos que anunciaban por internet y que casualmente estaba en nuestra ciudad.
No estaba muy nervioso porque tan malo no podía ser. Estaba equivocado. El primer día fue horroroso, todo el mundo era más alto, más fuerte y mayores que yo y la verdad es que no tenían cara de tener muchos amigos. Pensé que si ellos estaban allí no seríamos tan diferentes, pero una vez más estaba equivocado. Los profesores eran mucho más duros y estrictos que en mi antiguo colegio ya que te gritaban muy fuerte y si te quejabas te gritaban aún más fuerte castigándote de alguna manera que te hacía sentir ridículo. Todo fue de mal en peor, mis compañeros empezaban a odiarme por ser diferente y ahora el que se tragaba las jugarretas era yo. Me tiraban cosas a la cabeza en clase y me echaban la culpa para que me castigaran, me rompían los cuadernos, escupían en mis cosas. Todo esto me avergonzaba porque era yo el que tenía que estar haciendo ese tipo de cosas.
Yo le decía a mis padres que todo iba bien en el colegio para no preocuparles porque ya tenían suficiente con llegar a fin de mes.
A mi me gustaba salir por las noches a la calle y conseguir algo de comida para cenar cogiéndola prestada de algún restaurante o alguna tienda. Uno de esos días decidí lo que iba a hacer al ver como un pequeño ratón se defendía ante un gato.
Empecé con pequeñas cosas como pegar chicles en las sillas de mis compañeros de clase, quitándoles sus cosas, poniéndoles picante en su comida etc. Nadie sospechaba de Juanmi el niño nuevo e indefenso, por lo que eso me daba ventaja. Aún así ellos seguían metiéndose conmigo, por lo que decidí trazar un plan.

A la mañana siguiente mientras todos estaban en la ducha después de una hora de ejercicio intenso, yo me limité a seguir el plan que había trazado la noche anterior. Cuando todos empezaron a salir de las duchas se dieron cuenta de que no había ni rastro de sus prendas de vestir por lo que empezaron a enfadarse, algunos más que otros. Uno detrás de otro empezaron a darse cuenta de que el color de su pelo había cambiado por completo, unos verdes, otros azules, morado, rojo, amarillo...Estaban furiosos y maldiciendo al responsable de aquella desgracia. El responsable era yo, el inofensivo Juanmi. Como era de esperar yo me quedé allí escondido para contemplar sus caras atónitas, que era lo que más me gustaba, pero mi risa me delató y como por arte de magia todo el mundo se percató de que alguien faltaba en aquella sala. Sn pensármelo dos veces salí de mi escondite debajo de una banqueta y eché a correr hacia algún lugar seguro. Miré atrás por y vi como todos los estudiantes del centro venían a muerte a por mí. El único lugar al que se me ocurrió ir fue al baño que era el único sitio con cerrojo, me encerré allí y al cabo de 5 segundos tenía a todo el colegio intentando derribarla. Desde aquí estoy escribiendo esta carta ya que no creo que tenga muchas posibilidades ante una puerta de madera antigua. Yo creo que esto ha merecido la pena y sin dudarlo volvería a hacerlo pase lo que pase.


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